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Sinopsis

   Unos micrometeoritos impactan en la estructura de la Estación Espacial Internacional y la quiebran. La comandante y una pareja de turistas espaciales quedan atrapados en los módulos centrales y no pueden acceder a las naves salvavidas que podrían evacuarlos al planeta. Son salvados por los cleaners, un grupo de hombres y mujeres que ejercen de basureros espaciales. Su destino queda unido al de ellos de una forma tan alienante que no dudan en jugarse su retorno en pro de la supervivencia del grupo.

   En esta nueva aventura de Josep Fuentes, los atributos humanos se enaltecen y cualquier logro parece posible, pero el fuego que aviva su coraje tiene un origen difícil de asumir.

 Comentarios de la autora

   Este libro ha supuesto un gran reto para mí. Mis conocimientos de física son básicos, y los de ingeniería, prácticamente nulos. Tuve que documentarme mucho para intentar no cometer ningún error garrafal. Aunque es un libro de ciencia ficción, no está ambientado en una galaxia lejana, como Star Wars, donde todo es posible y casi todo vale. Uso escenarios reales, como la Estación Espacial Internacional y el espacio orbital terrestre. Leí todo lo que cayó en mis manos sobre estaciones espaciales, exploración del universo, sondas, basura espacial, efectos de la microgravedad en el cuerpo humano; también sobre implantes cerebrales. Deseo mencionar que me fue de inestimable ayuda el libro de Robert Zimmerman: “Adiós a la Tierra”.

   Si me he equivocado en algún asunto importante, pese a mis esfuerzos, pido disculpas. Estoy, como siempre, abierta y deseosa de recibir vuestros comentarios o críticas cariñosas que, imagino, pudieran empezar de este modo: “¡Ostras, Sara! ¿Cómo has podido meter la pata hasta el corvejón en…?”

   Cargada con el lastre de mi ignorancia en estos aspectos, empecé a articular la historia. Confieso que necesité escribir bastantes borradores antes de conseguirla. Guardo una libreta muy graciosa cuyas páginas se van sucediendo con estos títulos: “Ideas. Más ideas. Argumento. Segundo argumento. Argumento definitivo. Nueva trama. Trama definitiva. Modificación de la trama definitiva…”. Se termina la libreta sin haber alcanzado mi objetivo. No sé dónde están los folios que plasman mi iluminación, porque la siguiente libreta ya está llena de esquemas que organizan la historia que seleccioné. También confeccioné un calendario en el que fui marcando los acontecimientos más importantes que transcurren durante la aventura. Dibujé esbozos toscos de las naves y de Ciudad: la estación espacial de los cleaners. Tengo apuntes adjuntos acerca de mitos relacionados con las estrellas.

   A este cóctel con el que trabajé, hay que añadir que las noticias preocupantes que estén sucediendo en el mundo pueden influir en el escrito. La privatización del sector público y el maltrato a los funcionarios que se estaba produciendo, y que por desgracia continua, quedó reflejado en el expolio de Ciudad y sus naves; unos bienes que, como señalo en la novela, fueron construidos con el dinero del contribu-yente y luego malvendidos a manos privadas. Reflejo también las consecuencias que sufren sus trabajadores a raíz de ello: el ninguneo y las presiones de sus nuevos y codiciosos dirigentes.

   Por supuesto, en este libro, como en todos los otros, atiendo al trato que la sociedad otorga a la mujer. No me supone ningún esfuerzo adicional; me sale solo.

  

   El escenario cambia, pero los abusos permanecen. En el futuro, la ambición de las personas dominantes seguirá careciendo de límite. Los métodos autoritarios y represivos atravesarán la atmósfera, y allí donde vayamos, se repetirán. En este augurio, ansío equivocarme.

   En esta novela, me atrevo a indicar una fecha más concreta del inicio de esta historia, a sabiendas de que siempre se corre un riesgo al vaticinar un futuro del que, espero, formaré parte. Me he basado en el avance de los últimos treinta y cinco años para suponer que la exploración espacial seguirá siendo una asignatura pendiente, un sueño aparcado. Y aunque también estoy segura de que la tecnología continuará su rumbo ascendente y se construirán naves espaciales ágiles y rápidas, es probable que su primer uso sea limpiar la acumulación de basura en el entorno del planeta. Me gustaría equivocarme y, antes de desaparecer, poder emocionarme con la llegada del ser humano a Marte.

  

   Podréis encontrar a personajes que salieron en “Cero”: Helios, Leila (el androide) y Bel (el tercer socio de la agencia espacial E.F y director de vuelo). Intentaré no volver a servirme de ellos, pero no prometo nada, porque tienen cualidades para dar más juego. La interacción entre Josep y Leila, siempre tan azarosa, me divierte mucho. Hay escenas de este libro protagonizadas por ambos que tenía escritas antes de empezarlo. Por cierto, y hablando de personajes, fue muy divertido escoger los nombres estelares de los cleaners y de Josep.

   Era inevitable que saliera un robot humanoide en el futuro que describo, y Leila es mi preferido. Hoy en día existen robots de compañía que pueden comunicarse. Reconocen la voz de su dueño y hasta adivinan, por su expresión, de qué humor se encuentra. Sin embargo, no creo que debamos temer la llegada de androides competitivos a nivel afectivo. Para construir un duplicado cibernético humano, deberíamos adquirir un conocimiento profundo de nuestro cerebro más allá de nuestras propias limitaciones, y eso es un pez que se muerde la cola. Eso sí, en la mayoría de las casas, habrá algún día un pequeño robot que nos dará los buenos días y nos preguntará cómo estamos; una máquina simpática, pero sin la verosimilitud necesaria para llegar a suplir la compañía humana, ni siquiera el amor de una mascota. Quizá me esté equivocando también en este tema y un genio ―seguramente un japonés o un chino― idee una máquina tan amable que induzca al autoengaño, de modo que las personas deseen la compañía de ese ser antes que la de un humano imprevisible; al menos, durante un rato cada día. De lo que estoy segura es que la calidad del mayordomo robótico constituirá un signo del nivel de poder económico, como lo son ahora los coches o las joyas, y que la presencia de esos procesadores móviles en el interior de los hogares provocará obsesiones, apegos desequilibrados y fobias que abrirán nuevas ramas en la psicología y psiquiatría.

   Pero Leila, mi robot, es un ser noble, similar a los que mi adorado Isaac Asimov ingeniaba. Cuando tenía quince años y leía sus novelas, y las de otros autores como Arthur C. Clarke o Stanislaw Lem, deseaba ser una escritora de ciencia ficción. Nunca creí que pudiese llegar a escribir una novela de este género, y ahora que lo he hecho, me siento en paz con la adolescente que fui.

  

   De nuevo, sumerjo al protagonista en un misterio; pero, esta vez, ni siquiera lo intuye. Tampoco los que lo rodean se dan cuenta. Solo Bel, el personaje que convive con ellos pero que se encuentra sentimentalmente más alejado del grupo, advierte que tanta normalidad en medio de unas circunstancias tan agresivas es imposible; sin embargo, ni siquiera llega a entrever la explicación. Hará falta que el cerebro analítico de Leila cuestione las apariencias, aunque sean magníficas para el ego humano, y profundice en las causas que sostienen el valor heroico que muestra la tripulación.

  

   Como siempre, me gustaría conocer vuestras opiniones y sugerencias. Este es un oficio solitario que requiere un encierro, y el sol  mediterráneo es muy tentador. Debe de ser más fácil ser escritor en los países nórdicos. Vuestros mensajes me animarían a anclarme unas cuantas horas más.

 

   Un abrazo, queridos lectores.

 Observaciones para después de la lectura

   Respecto a los nombres:

  

   Hice que los basureros espaciales se bautizaran con nombres de estrellas para incidir en el alejamiento que sienten del planeta Tierra. Al principio del libro, los cleaners ya están invadidos por un sentimiento de pertenencia a algo mayor: el universo. No concreto, por este motivo, sus países de procedencia, pues carecen de importancia en esta narración; si bien la cultura en la que han crecido podría influir en el nombre que escogiera cada cual y dejo en manos del lector asumir que así sea. El nombre de Nunki, por ejemplo, podría gustarle a una mujer nacida en Japón o China, y Mizar sugiere que su portadora podría tener un origen árabe.

   Enir, la estrella que da el apodo al protagonista, posee vínculos con la mayoría de las otras estrellas seleccionadas. La escogí por ese motivo, y también por su bonita sonoridad.  

   Mover muchos personajes es complicado y puede conducir a confusiones, así que introduje el número mínimo de trabajadores espaciales para que el relato fuese creíble. Además, como había ideado una pareja de amigos que siempre irían juntos, escogí para ellos dos nombres de estrellas parecidas: Sadalsuud y Sadalmelik. Esa treta facilitaba su identificación y me permitía englobarlos con un solo nombre: los Sadal, lo cual hacía más llevaderas las escenas corales y agilizaba las escenas de acción.

   Robot es un término masculino y, por tanto, no admite determinantes femeninos; pero imagino que, si se nos presentara un androide con una apariencia de mujer tan perfecta como la que muestra Leila, nos dirigiríamos a ese ser distinguiendo su sexo. Así actúan los personajes. Helios es el único que le da el trato adecuado a su condición, y solo se aviene a modificarlo cuando Josep le ruega que humanice a su creación.

   Hay un momento en que el protagonista comenta que Unfield y Dleif son dos caras de la misma moneda de la barbarie, y de acuerdo a ese juego, el nombre de Unfield leído al revés resulta ser Dleif sin las dos primeras letras.  

   Puesto que la acción se desarrolla en el cielo y los personajes viven un infierno, era de recibo que introdujese ángeles, demonios, dioses y mitos acerca de los planetas y las estrellas.

   Siempre me gusta hacer un guiño a alguna película o serie que valore. Aquí nombro la nave Enterprise y los Klingon de la serie Star Trek. 

   No podía faltar una poesía de Bécquer, ya que siento debilidad por ese poeta.

  Como sabéis, la historia que narra este libro se originó en el anterior: “Cero”. Recomiendo su lectura para conocer mejor a personajes como Helios y Leila, y también para enterarse del motivo por el que Josep acaba con sus huesos en un cohete espacial.

 

 

 

 

 

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