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Sinopsis

 

  Esta novela está estructurada en tres partes. En la primera, Josep se enfrenta, en su puesto de trabajo, a una nueva compañera: Leila, un androide de apariencia femenina casi perfecta. Del asombro inicial, pasa a la colaboración cariñosa, pues el robot es un ser muy cortés. Cuando, de forma brusca, se vuelve arisco, los prejuicios en su contra surgen de forma inevitable, y ni siquiera pueden ser contrarrestados por la racionalidad de las explicaciones que brindan los científicos que aparecen en la trama.

   ¿Hasta dónde puede evolucionar un cerebro cibernético tan plástico como el de Leila?, se pregunta Josep. Su comportamiento no siempre sigue los dictados de la lógica, como cabía esperar dada su naturaleza. Está dotada de un programa novedoso que le permite discernir las emociones humanas. ¿Podría aprender tanto de las personas como para desarrollar su propio cerebro emocional?

  

   En la segunda parte, Josep es sancionado a causa del fracaso del proyecto robot. Lo trasladan a un comercio que posee un almacén tan enorme que su predecesor permitió que la asociación de comerciantes del barrio guardase allí el decorado escénico de la fiesta de los Reyes Magos. Al llegar las fiestas navideñas, los vecinos se lo llevan para instalarlo en la calle, y cuando lo traen de vuelta, Josep advierte que le han dejado otro trasto: el buzón real. Su sorpresa aumenta al ver que está lleno de cartas. Cuando le puede la curiosidad y abre una de aquellas cartas, su vida empieza a complicarse.

 

   La lectura de las cartas coincide con la afluencia de muchos niños al comercio. La mayoría lleva alguno de los juguetes que les acaban de traer. Josep empieza a intrigarse al saber que hay bastantes padres que desconocían las peticiones escritas y, no obstante, acertaron al escoger los regalos. Empieza a investigar y descubre que se cumplen también deseos no materiales. Una extraña magia parece provenir del buzón real. El método científico que aplica no es capaz de discernir el origen de una serie de fenómenos prodigiosos cada vez más inexplicables. ¿Podríamos definir como magia sucesos aún no explicados por la ciencia o es que, quizá, solo vemos lo que deseamos?

  

   Los misterios que se abren en las dos primeras partes confluyen en la última, donde se reúnen también los personajes más relevantes de las anteriores. Josep deberá volver a lidiar con Leila, que actúa de profesora en un cursillo de formación organizado por su empresa. Es impartido por una agencia de turismo espacial que posee una atracción turística en Barcelona con simuladores de vuelo y una reproducción de la Estación Espacial Internacional. A los empleados les instruyen para ser monitores turísticos. La sección deportiva de la cadena de ropa para la que trabaja Josep patrocina la agencia y, a cambio, usará como reclamo de marketing la posibilidad de disfrutar de la atracción de forma exclusiva y participar en sorteos periódicos de viajes suborbitales y orbitales. Sus directivos tienen previsto iniciar la campaña publici-taria con el lanzamiento de un cliente a la Estación.

   La instrucción resultará ardua para muchos de los empleados. Al finalizar el curso, una complicación inesperada provocará un vuelco en la vida del protagonista. La resolución de sus dudas tendrá como precio un destino alejado y peligroso.

 Comentarios de la autora

   Esta novela, Igual que la anterior entrega, está ambientada en Barcelona y en un futuro más próximo de lo que creemos. Josep deberá enfrentarse a una serie de situaciones descabelladas para las que no encontrará una explicación racional. No podrá intentar aclararlas basándose ni en sus conocimientos ni en sus experiencias. Le parecerá que parte de cero. Ese rotundo número bajará el telón de estas historias, como proclama de nuestra vulnerabilidad frente a los engaños bien urdidos.

        

   Siguiendo la tónica de esta serie, el tren de la intriga se dirige hacia un destino cada vez más desconocido a medida que el protagonista intenta tomar el mando de la situación; pero, en este caso, los vaivenes que sufre la máquina se acentúan, bamboleándose entre el sentido común y la insensatez. Junto con Josep, exploraremos los límites de la tecnología. ¿Podrá adaptarse el ser humano a tratar con robots que puedan expresar emociones? ¿Serán mejores que nosotros? ¿Nos respetarán o nos despreciarán por nuestras mezquinas debilidades? Respecto a las demás ramas de la ciencia, ¿hasta dónde podrá llegar la medicina en su digna lucha por paliar el sufrimiento humano? Los avances que están por venir serán tan sorprendentes que nos parecerán cosa de magia. Seamos, pues, compasivos con el protagonista de esta novela. Le he sometido a tal confusión que su mente no podía pensar con claridad. 

   Sirva este libro como humilde tributo a escritores de ciencia ficción y fantasía de la talla de Asimov, Clarke, Bradbury y Tolkien, por los momentos felices que me han proporcionado. 

  

Observaciones para después de la lectura

   Primera parte

 

   Robot es un término masculino y no se puede feminizar, puesto que las máquinas no tienen sexo; al menos, por ahora. El doctor Helios siempre se refiere a Leila del modo correcto, si bien no puede evitar sentirlo como algo más y, por ello, le afecta que le llame padre e,  incluso, llega a pedirle disculpas cuando pierde la paciencia y lo trata con dureza. Josep, al principio, otorga a Leila el mismo tratamiento que el doctor. Está molesto porque han sacado a empleados de carne y hueso y les han colocado esa máquina. Además le han dejado sin mando domótico, y parte del control de la tienda ha pasado a Leila y eso le ha dolido. Pero su percepción cambia en el instante en que lo toca, cuando el robot se bloquea debido a la presión del público y al mensaje ilógico de Roberto. Para recuperarlo, deben apagarlo y encenderlo, y el botón se encuentra situado en un lugar bastante íntimo. Su tacto cálido, igual al de una piel humana, causa que Josep lo humanice. Desde entonces, lo denomina "la robot" y le otorga un naturaleza propia de un ser vivo y emocional.

  

   Nombro a uno de mis escritores preferidos: Isaac Asimov, sin duda el que más relatos de ficción de robots ha escrito. Aludo también a dos películas de ciencia ficción. El holograma del doctor que emite Leila cuando se está desconectando es un guiño al que emite R2-D2 sobre la princesa Leila, que también queda interrumpido cuando se vuelve. La otra película es una de las grandes de la ciencia ficción: Blade Runner. En ese mismo episodio, cuando Jessica le pide a Leila que se suicide y el robot se deja caer de rodillas, yo tenía la imagen del androide Roy al final de la película, cuando sabe que va a morir. Ese robot perdona la vida al policía y se queda sentado esperando su muerte mientras las gotas de lluvia que le cruzan el rostro semejan lágrimas imposibles, como también es imposible la lágrima de Leila.

  

   Les ofrezco el primer prólogo de Leila y los documentos que el becario me proporcionó al final de esta aventura.

  

 Segunda parte

  

   Al iniciar el relato con un mago, empiezo a sumergir al lector en el poder de la magia. Josep y Nadia muestran, en esas primeras páginas de esta nueva aventura, el modo en que van a enfrentarla. A Josep le gustaría que existiera una lámpara mágica capaz de conceder deseos, a lo que Nadia le responde que en la naturaleza puede encontrar toda la magia que desee.

   Otros personajes secundarios contribuyen a confundir a Josep. Paula, su compañera de trabajo, practica meditación y tiende a explicar la realidad bajo una óptica ingenua. David, el notario, es un mago aficionado que desconfía de todo y de todos, pues la vida y su nueva afición le han demostrado lo fácil que es caer en el engaño. Un apunte aparte: si se siguen las meditaciones de Paula, se leen lentamente y se imaginan, es decir, se intentan visualizar, relajan en verdad. La meditación consigue aquietar la mente; aunque, como dice Josep, también la risa consigue liberarnos de nuestras circunstancias. Espero haber conseguido muchas risas con este libro.

   Nuestro cerebro sigue el método bayesiano, es decir, tras conocer y observar varias veces la misma experiencia, no aguarda a escuchar lo que digan sus sentidos, sino que lanza una suposición. La información viaja al revés, de la mente a los sentidos. En el simple truco que le hace David a Ángel, el cerebro le dice al ojo que ha visto salir una pelota de la mano del mago. No es un defecto; si la mente no supiera anticiparse, no sería posible la comunicación: prevengo lo que estás pensando y, por eso, puedo dialogar contigo. Tenemos muchos automatismos en el cerebro que conducen a efectuar acciones que se adelantan a la conciencia.

   El truco en que Joan hace desaparecer un trozo de tortilla dentro de una cajita sirve para que David recrimine a Josep no haber explorado mejor la caja en busca de una respuesta. Es mi forma indirecta de advertir al lector que Josep debería examinar el buzón real.

    Hay un momento en el que hago un guiño a Tolkien, cuando Josep denomina "su tesoro" al buzón.  

  Nadia, el personaje más práctico, es el que introduce la importancia de la intuición como vía para buscar respuestas. Creo que, para abordar la complejidad de la vida, se precisa la lucha conjunta de la parte racional y la parte emocional de nuestro ser, del consciente y el inconsciente, de la intuición y la lógica. La intuición es la inteligencia del inconsciente.

   Cuando Josep se convence de que el buzón real es mágico, lo ensalza en su interior. Transmito ese sentimiento poniéndolo en mayúscula, y no la perderá hasta que vuelva a tener dudas. 

   Esta historia plantea diversas formas de asimilar la realidad. El notario solo cree en lo que ve; pero, con esa actitud, aún estaríamos en la prehistoria. Como le dice Nadia: “Suscribiendo, suscribiendo, todavía viviríamos en cuevas, eso sí, estarían todas escrituradas en piedra y suscritas por el notario de la tribu”. Paula cree en todo; es pasto de timadores. Ángel cree en lo que le conviene, de manera que el conocimiento avanza, únicamente, si sirve para el negocio. Nadia sigue el método científico; el progreso que se alcanza con esta opción es innegable. Josep cree en lo que desea y cae en el autoengaño; no es capaz de tener una mente abierta y al mismo tiempo, escéptica.

 

 Tercera parte

 

   Empecé a interesarme por la educación infantil cuando tuve a mis hijos. Todos los libros de pedagogía que consulté coincidían en la necesidad de recibir en la escuela una educación emocional. Dado que, en las dos primeras partes, el protagonista es incapaz de controlar sus emociones, pensé que lo más adecuado sería redimirlo en un ambiente de estudio y formación; volver al inicio e intentar recolocar las piezas cerebrales de una forma más acertada. Ese retorno a la infancia dio pie a situaciones que son cómicas desde una mirada externa, pero serias para los partícipes que se están poniendo en el lugar de los niños. Todos hemos sufrido profesores rígidos, serios o despre-ciativos, y también hemos gozado de otros equilibrados, que saben transmitir la pasión que sienten por su asignatura. Los personajes deberán lidiar con todos estos tipos.

   Referente a esa vuelta a la niñez, se me ocurrió hacer alusión a “2001: Odisea espacial”, la película de Stanley Kubrick basada en una novela de Arthur C. Clarke. En una escena de esta mítica película de ciencia ficción, Hal, el superordenador de una nave que se dirige a Júpiter, se rebela al enterarse de que va a ser desconectado de manera parcial. El comandante, que se encuentra en una pequeña cápsula esférica en el exterior, le pide que abra la compuerta del hangar para poder acceder a la nave, y Hal no le obedece. Para colmo, el astronauta se ha dejado el casco y debe ingeniárselas para entrar sin esa protección. Una vez en el interior, se dirige a la sala donde se encuentra el cerebro cibernético de Hal. Mientras le extrae paquetes de memoria y capacidad de raciocinio, Hal suplica que se detenga al tiempo que se va infantilizando hasta llegar a cantar una canción que aprendió en sus inicios. En la novela original, usé este episodio para armar un par de bromas, pero quedaron eliminadas en los recortes posteriores, También quedó borrado el detalle del nuevo plan de estudios del cursillo, el que pactaron profesores y alumnos después de la gran cantidad de suspensos de la primera evaluación. Si les interesa, pueden acceder a estos párrafos en el pdf adjunto.

  

 

  

   Disfruto en los circuitos verticales que las empresas de aventuras construyen en bosques; supongo que libero ahí mi instinto de primate. Por eso se me ocurrió insertar algo parecido en la atracción de la E.F. De buen principio, ideé un circuito sumergido en una enorme bodega en el que, en su interior, flotaba la Estación Espacial. Durante el recorrido, los participantes se topaban con cometas, la Tierra y la Luna. Pero la agencia espacial no hubiera montado una atracción tan poco rentable, pues sus características limitarían su acceso a un público con experiencia submarinista. Pensé que ya me quedaría tiempo para jugar con cometas y otros cuerpos de órbitas excéntricas; y eso hice en la siguiente novela, “Único”. Pese a que puede leerse de forma independiente, sepan que la aventura continua. 

   Espero que estas estrambóticas historias les agraden.

 

   Es cierto que los personajes cobran vida. Lean, si no, los siguientes extractos.    

 

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